
El agradecido monte Olimpo nos regala unas agujetas que nos hacen caminar como
robocop durante una semana. Para colmo, en
Thessalonika nos pilla una ola de calor.

La temperatura que irradia el asfalto hace que ésta parezca un
tsunami.
Además, el
cutrehotel en el que nos alojamos carece de aire acondicionado, por lo que vagamos por esta cuidad como almas en pena. Ya no rezamos cada noche por el
añorado anticiclón, sino por una compasiva nube que nos refresque.
Abandonamos la ciudad y sólo la brisa que generamos al pedalear nos refrigera ligeramente. Aprovechamos la menor oportunidad para refrescarnos: playa, poza,
río o fuente.

Descartamos la visita a la
Península del monte
Athos (no permite la entrada de mujeres) y en su lugar decidimos visitar alguna isla del
Egeo.
Desde
Kabala un
ferry nos dirige hacia la isla de
Thassos.
Después de tanta carretera, deslizarse por este tranquilo mar resulta relajante. La
única ola es la que provoca en barco y ésta es aprovechada por cientos de gaviotas que no pierden oportunidad para pescar.
La isla de
Samothracia, no cuenta con extensas

playas de arena, lo que no atrae al turismo de masas. Pero ofrece
pequeñas calas de guijarros, agradables paseos y enorme tranquilidad. Del fondo de las alforjas desembalamos la guía del siguiente
país. Entre
baño y
baño, ojeamos el enorme terreno que tenemos por delante. Demasiadas cosas para visitar, por lo que resultará
difícil diseñar la ruta.
Pero eso ya, será otra historia.
1 comentario:
Hola chicos
Ya echaba de menos vuestras últimas aventuras. Como veis, aquí estoy pendiente de lo que pueda aparecer cada día. Ya le informaré a la abuela de las últimas noticias. A seguir disfrutando, y enhorabuena por esos 5000kms.
Besos
Gonzalo
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